Aprendiendo a zurcir 03/12/2013

Hace unos años los Reyes Magos me trajeron unos estupendos guantes de cuero. Con los años, sus majestades se han ido volviendo más pragmáticas, y de vez en cuando sorprenden con artículos mundanos pero siempre útiles y muchas veces no sin estilo o calidad (¡gracias, Majestades!).
En España los utilizaba bastante, sobre todo porque me gustaba conducir con ellos cuando iba a la universidad por la mañana. La protección que me daban contra el tacto frío del volante (o, de vez en cuando, incluso cuando había que rascar el hielo del parabrisas) se agradecía bastante.