¡No aprendas LaTeX!

La ciencia hoy en día es digital, sin lugar a dudas. Y una parte muy importante es la diseminación de los resultados, la publicación. Pero no sólo eso, el mundo académico trabaja continuamente con documentos de distinto tipo: exámenes, notas, pósteres, folletos, manuscritos… que ya desde hace años se preparan digitalmente.

En algunos campos, sobre todo los menos afines a las ciencias duras y la matemática, a menudo se usa software como Micro$oft Word o G👀gle Docs. Aunque son programas útiles, dejan mucho que desear para documentos profesionales y en cuanto a posibilidades de personalización. Por eso, cada vez más académicos aprenden o quieren aprender LaTeX, un sistema tipográfico profesional, en uso en muchas revistas científicas y editoriales.

El problema es que LaTeX es software del siglo pasado. ¡Literalmente, de hace décadas! LaTeX nació en 1984, y usa por debajo TeX, del año 1978. Cuando “640KB de memoria eran suficientes para cualquiera”. Aunque es software excelente, la edad de LaTeX se hace notar. Y donde más se nota es en su experiencia de usuario (UX). El lenguaje TeX es incómodo, ineficiente y poco intuitivo. Los compiladores TeX requieren un número impredecible de ejecuciones para compilar el documento, muestran muchísima basura por pantalla, crean ficheros auxiliares por doquier, y los errores son a menudo ininteligibles.

Pero, ¿cuál es la alternativa? Ciertamente no volver a Word o Docs. Lamentablemente no hay ahora mismo software del calibre de LaTeX, sobre todo por la gran cantidad de ampliaciones (paquetes) que distinta gente ha ido creando para resolver las necesidades tipográficas más esotéricas. Por eso el título de esta entrada no es “no uses LaTeX” sino “no aprendas LaTeX”. Hoy en día el uso de LaTeX es difícil de evitar, y es que además a menudo es la solución óptima. Pero en lugar de aprender LaTeX, es perfectamente aceptable usarlo en plan “chapuza”. Realmente, el núcleo de LaTeX no es tan difícil de aprender. Uno elige la plantilla (proporcionada por la publicación de turno, por ejemplo, o alguna estándar), escribe el título, autores, etc., el contenido, y ya. La parte ligeramente espinosa es buscar cómo compilar el documento para los que no sean aficionados a la línea de comandos, pero existen diversas opciones gráficas e incluso web.

Pero entonces, ya que lo vas a tener que usar, ¿por qué no aprenderlo bien y dominar sus secretos? La respuesta depende de quién seas. ¿No eres informático o afín? ¡No pierdas el tiempo! Si quieres aprender algo, aprende Python, o quizá R, o sigue leyendo un poco más. Pero es que aprender LaTeX en profundidad requiere de un esfuerzo que no merece la pena, sudor y lágrimas, y no se transfiere a otras habilidades digitales. LaTeX es un lenguaje de macros, algo bastante esotérico hoy día, y no usa formatos estándar ni cosas que puedan ser útiles de manera más general. Con aprender un puñado de comandos básicos (p.ej. section, label, ref, cite) vale. Y para cualquier otra cosa, le puedes preguntar a Internet (o alguno de sus nuevos oráculos de IA generativa).

Ahora, si eres informático o cacharrero, o tienes necesidades de tipografía especiales, también te pido que no aprendas LaTeX. En su lugar, ¿por qué no dedicar tiempo a aprender, o incluso mejorar, alternativas más modernas?

Por un lado, Pandoc es un software capaz de procesar y convertir entre distintos formatos textuales (incluido Word y LaTeX). De hecho, puedes usar Pandoc para generar PDFs con LaTeX, pero sin tener que encargarte tú de la compilación y sin aprender a escribir código LaTeX. ¡Yo mismo he escrito mi tesis, y muchos artículos recientes, usando Pandoc!

Eso sí, Pandoc es un programa para procesar documentos, no un lenguaje en sí. Para usarlo, lo más cómodo es escribir en Markdown. Markdown es súper sencillo: básicamente escribes tu texto, añadiendo algún que otro símbolo de vez en cuando para marcar énfasis o encabezados. Markdown está cada vez más extendido, sobre todo en informática donde se está convirtiendo en un estándar informal, por lo que aprender las cuatro cosas básicas que requiere es una buena inversión. Con Pandoc, ese markdown que has escrito se puede convertir a PDF para documentos a imprimir, a Word para mandárselo a ese colega que insiste en usar Office, o a HTML para publicar en la web, como muchos blogs de hoy en día.

Alternativamente, y ya para muy cafeteros, typst parece que está cogiendo velocidad. Se postula como una actualización al siglo XXI en la creación de documentos, y como competidor directo de LaTeX. Si eres aficionado a la tipografía computacional (e.d. te mola crear tus propios comandos en LaTeX) seguro que leer su manual te entusiasma. Typst está muy lejos aún de LaTeX en cuanto a paquetes que haya creado la comunidad para distintas necesidades, pero realmente la gran mayoría de documentos no necesitan de tanta potencia. Y por otro lado, esas ampliaciones existen porque alguien dedicó su tiempo a crearlas, así que ¿por qué no arremangarnos y crearlas nosotros mismos para typst? Así aprovechas y aprendes Rust también ;)

En cualquier caso, no aprendas LaTeX. Úsalo, sí, cuando tengas necesidad. O mejor aún, úsalo a través de Pandoc. En cambio, aprende markdown, y si te va la marcha, ¿por qué no typst?