Estrategia antigua en Oriente y Occidente
Últimamente he tenido la suerte de jugar bastante tanto al go como al ajedrez. Ambos son juegos de mesa, juegos estratégicos que te sitúan al mando de una especie de ejército de fichas a las que debes comandar hasta la victoria. El ajedrez, por si alguien no lo sabe, es un juego en que los dos rivales comienzan con el mismo número de fichas, de diversos tipos, y deben moverlas según determinadas reglas hasta que el rey del enemigo quede atrapado y no le quede otra opción más que rendirse. El go, por su parte, consiste en ir colocando piedras de tu color en el tablero de forma que obtengas más territorio que tu enemigo. El territorio son las “casillas” totalmente rodeadas por tus piedras, y puedes capturar las piedras de tu enemigo si las rodeas por completo.
Los dos juegos se parecen bastante, pero también tienen diferencias importantes que los separan de forma radical. Los dos son antiguos, el ajedrez se cree que proviene de la India y el go es un juego del lejano oriente que se juega mucho en China, Corea, y sobre todo, Japón. El ajedrez pasó a través de los árabes hasta los europeos de la Edad Media, convirtiéndose en un juego típico occidental y gozando de un enorme prestigio como prueba de inteligencia, y ha perdurado así hasta nuestros días, en los que poca gente desconoce los fundamentos del juego.
El go se siguió jugando durante siglos en Asia, apareciendo con gran fuerza en el período Heian japonés (en el que China ejercía una gran influencia sobre el archipiélago) y renaciendo hoy en día, siendo bastante popular y jugándose en salas especialmente dedicadas a ello que hay en toda ciudad de cierta importancia. Al igual que hay campeonatos de ajedrez mundiales en los que medirse los occidentales, con un sistema de ranking muy complejo para determinar el nivel de un jugador, hay también torneos de go, en los que los jugadores son clasificados a su vez por niveles.
Entre las similitudes que unen a los dos juegos se encuentra el material con que se juega. Un tablero, de 8x8 casillas en el ajedrez y 19x19 líneas en el go (las piedras se colocan en las encrucijadas de las líneas), un conjunto de fichas para cada jugador, en el ajedrez un número prefijado y de diversos tipos mientras que en el go una cantidad variable de piedras todas iguales, y los colores: negras contra blancas. Los jugadores se van alternando para hacer su jugada, en el go, colocar una piedra, en el ajedrez, mover una ficha. Como es lógico, en el go las reglas se refieren a dónde se puede o no colocar una piedra, y en el ajedrez dictaminan el movimiento de las fichas. Aparte, ambas tienen alguna regla excepcional para agilizar el juego, en el go es la regla del ko y en el ajedrez las concernientes al jaque. Además, se cronometra el tiempo que tardan los jugadores en mover, valorándose pues no sólo el juicio acertado sino también la velocidad de pensamiento.
Pero las diferencias principales conciernen al modo de juego, no a sus bases. Estas diferencias no son arbitrarias, sino que responden a la naturaleza de los jugadores, y muchas se pueden identificar con aspectos culturales contrapuestos a las culturas occidental y oriental.
La principal diferencia que uno observa es que, mientras que el ajedrez es un juego sin tregua, en el que se busca la destrucción del ejército enemigo atacando a su núcleo, el go es un juego en el que hay que compartir. Pocas partidas acaban con la aniquilación de un rival, sino que terminan de manera más o menos pacífica cuando se ha agotado el juego posible. En el ajedrez se busca la derrota del enemigo, mientras que en el go lo que se persigue es hacerlo mejor que él. No debes ser excesivamente avaricioso e intentar quitarle demasiado territorio, pues acabarás desperdigado y te comerán.
También existe una diferencia fundamental, que reside en la naturaleza de las piezas. En el ajedrez existe una jerarquía, con piezas mejores que otras y sacrificios que merece la pena hacer, y cada pieza está especializada en un tipo de ataque, por lo que no debes quedarte o jugar sólo con un tipo de pieza. Es imposible hacer un jaque sólo con caballos, pero tampoco puedes eliminar a las torres enemigas sin su ayuda. Esto recuerda al modo de combatir europeo, en el que se diferencian distintos cuerpos en la tropa y cada uno cumple su función en la batalla, siendo incluso los peones más débiles de vital importancia, al igual que la irreemplazable infantería.
Sin embargo, en el go, todas las piedras son iguales, y no existen jugadas individuales. El ejército se mueve por grupos, y es la posición y forma de los grupos de piedras conectadas lo que determina su utilidad e importancia en la batalla. Por tanto, la habilidad de las tropas depende enteramente de su general y cómo las haya colocado. Esta forma de combatir recuerda en mayor medida a los ejércitos orientales del período de los tres reinos, o las luchas entre samuráis del medioevo nipón. Grandes masas de guerreros más o menos igualados son desplegadas y movidas para hacer presión al ejército contrario, ganando no por su aniquilación sino por la captura del territorio.
Además, en el go se requiere una gran paciencia y capacidad de previsión, junto con una gran sangre fría y nervios de acero. Confieso que es debido a la falta de paciencia que soy incapaz de completar un juego de go, pues tiendo a jugar más impulsivamente y de forma agresiva. En cambio, aunque el ajedrez requiere también mucha planificación, en él no son tan malos el juego rápido y la agresividad. Esto se debe a que el go es un juego de conquista, y cada movimiento que hagas contará durante toda la partida. En cambio, en el ajedrez puedes realizar un ataque, y tras completarlo con éxito o verlo frustrado, retirarte a lamerte las heridas y pensar en la próxima jugada.
Es por esto que el go se asemeja más a un par de naciones enfrentándose por un territorio, dirigidas por un rey alejado de la batalla que contempla y planifica la estrategia fríamente; siendo el ajedrez más parecido a el asedio de un castillo feudal llevado a cabo por un paladín guerrero que dirige a sus soldados desde el mismo frente.
Habiendo perdido mucho al go, ganado algo al ajedrez y observado estas diferencias, me pregunto si es sólo casualidad, o responde de alguna manera a la naturaleza y la cultura de las gentes que juegan a los dos juegos. Me gusta pensar que en verdad hay alguna relación, quizá sólo para consolarme por mi incapacidad absoluta para el go, pero hasta ahora, no he encontrado a nadie que objetara fuertemente a mi creencia. Animo a todo el que se sienta con ganas a probar los dos juegos, y descubrir si le vas más la estrategia global o las batallas a pequeña escala. Lo que sí que creo seguro es que se divertirá.